y cuanto irradias, novia del océano,
hasta más lejos de tu nimbo sordo.
Amo la luz violeta con que acudes
al marinero en la noche del mar,
y entonces eres -rosa de azahares-
luminosa y desnuda, fuego y niebla.
Que nadie venga con un martillo turbio a golpear lo que amo, a defenderte:
nadie sino mi ser por tus secretos: nadie sino mi voz por tus abiertas hileras de rocío,
por tus escalones en donde la maternidad salobre del mar te besa,
nadie sino mis labios en tu corona fría de sirena,
elevada en el aire de la altura, oceánico amor
, Valparaíso, reina de todas las costas del mundo, verdadera central de olas y barcos
, eres en mí como la luna o como la dirección del aire en la arboleda.
nadie sino mi ser por tus secretos: nadie sino mi voz por tus abiertas hileras de rocío,
por tus escalones en donde la maternidad salobre del mar te besa,
nadie sino mis labios en tu corona fría de sirena,
elevada en el aire de la altura, oceánico amor
, Valparaíso, reina de todas las costas del mundo, verdadera central de olas y barcos
, eres en mí como la luna o como la dirección del aire en la arboleda.
Amo tus criminales callejones,
tu luna de puñal sobre los cerros,
y entre tus plazas la marinería
revistiendo de azul la primavera.
tu luna de puñal sobre los cerros,
y entre tus plazas la marinería
revistiendo de azul la primavera.
Que se entienda, te pido, puerto mío, que yo tengo
derecho a escribirte lo bueno y lo malvado y soy como
las lámparas amargas cuando iluminan las botellas rotas.
derecho a escribirte lo bueno y lo malvado y soy como
las lámparas amargas cuando iluminan las botellas rotas.
Poema: “Amo Valparaíso, cuanto encierras” de Canto General, Pablo Neruda
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